La arquitectura de los pueblos originarios en México tiene una historia muy vasta que se ha ido transformando a través de los años pero que cuenta con una herencia oral que se ha ido comunicando generación tras generación. Diversas son las ramas culturales que se relacionan directamente con esta arquitectura –ya que se trata de un proceso integral que involucra a distintos actores– algunas de ellas son la gastronomía y la agricultura, las cuales juegan un papel fundamental en la conformación de estas comunidades. Por eso resulta sumamente interesante sumergirse en estas dinámicas para entender el por qué de la producción de los espacios que albergan y conectan todas estas actividades.
Es por eso que en esta ocasión te presentamos una entrevista realizada por Monica Arellano, Editora de ArchDaily México con la arquitecta mexicana Rosario Argüello quien se ha dedicado a explorar algunos de los pueblos de México para aprender y contribuir a la conservación de las técnicas locales con distintos materiales, principalmente la tierra. En esta conversación podrás conocer un poco más sobre los intereses personales, aprendizajes y experiencias que han ido construyendo un método de trabajo que busca revalorizar los procesos constructivos de los pueblos originarios en regiones como Oaxaca, Hidalgo y Pachuca. Sigue leyendo para conocer la entrevista completa.
Monica Arellano: Primero me gustaría que me contaras cómo fue tu primer acercamiento a la construcción en tierra, ¿qué fue lo que te motivó a aprender y trabajar con las técnicas locales de México?
Rosario Argüello: Surgió por un vacío que tuve en la academia, creo que la mayoría de las universidades no tienen una extensión con las necesidades reales ni con las técnicas locales que se aprenden en sitio. Mi búsqueda personal me llevó a participar en distintos programas de voluntariados que me aproximaron a la arquitectura en tierra y poco a poco fui descubriendo su complejidad y riqueza. Descubrí que se trataba de una arquitectura que rebasaba a la academia misma y en este camino me fui descubriendo, a la par que descubría una riquísima cultura de los pueblos originarios que me ayudaban a entender mejor esta arquitectura como una forma de vida y no como un objeto. Cuando entendí esto supe que me había encontrado y había encontrado una forma de hacer arquitectura que se alineaba con mis principios.
Monica Arellano: ¿Cuáles fueron las regiones que te llevó a explorar esta serie de voluntariados? ¿Cuáles fueron las particularidades y similitudes de cada sitio?
Rosario Argüello: Los principales son Oaxaca, Chiapas e Hidalgo. Creo que todos los sitios en los que he estado me he dado cuenta que el hábitat es un espacio concebido con muchísimo amor. Todas las actividades que suceden en los espacios se hacen con mucha conciencia y sientes mucha cercanía, te cobijan. Otra característica es que en estas regiones, el conocimiento se trasmite por generaciones. Es una tradición oral, práctica e intangible que no podemos traducir a un plano, esto tiene que ver con la relación que existe con el entorno inmediato y con su cosmovisión. Por ejemplo, sembrar, hacer arquitectura y cortar madera se relaciona con los ciclos lunares. Toda esta sabiduría es un regalo que les llena contar porque desafortunadamente se ha perdido el interés con las nuevas generaciones y creo que no debería desaparecer.
Monica Arellano: Definitivamente creo que hay un desinterés, esto porque por muchos años se ha negado el valor de las técnicas tradicionales y se ha relacionado con espacios no dignos para habitar. Creo que uno de los errores más grandes es observar estos fenómenos sociales bajo el lente de la arquitectura occidental que no tiene los mismos principios. Por ejemplo, cuando vemos el proyecto de la Cocina de Claudia en Hidalgo con la techumbre de pencas de maguey, cualquier persona podría pensar que eso no va a durar porque al secarse las hojas se tienen que volver a cortar nuevas que cubran los huecos. Sin embargo, esto es parte de la misma arquitectura que se entiende como un ciclo y que busca reunir a la familia para hacerse partícipes de esta nueva etapa.
Rosario Argüello: Así es. Por mi parte nunca vi a través de este lente de la arquitectura occidental porque nací y crecí en Chiapas, en un pueblo de adobe. Siempre me maravilló la idea de que mi abuela viviera en una casa de tierra. Eso que mencionas de las pencas de la Cocina de Claudia es muy cierto, la arquitectura es un proceso en comunidad, cada cierto tiempo dentro de un ciclo lugar, se reúnen las familias a cortar las milpas y colocarlas sobre las hojas secas que se convierten en madera. Eso fortalece los núcleos porque teje una red de apoyo a niveles más profundos los cuales hacen que los pueblos se hagan más seguros.
Estamos acostumbrados a que si nuestra casa necesita pintarse, le pagamos a alguien para que lo haga. Sin embargo, estos procesos fomentan un arraigo a través de nuestra experiencia que se almacena en nuestra memoria corporal. El cuerpo sabe cosas desde incluso antes de que nacemos y podemos recordarlas.
Monica Arellano: ¿Cuál es el proceso para construir con tierra en estas regiones?
Rosario Argüello: Lo primero es tener la sabiduría de la tierra. Es decir, saber identificar qué tierra sirve para construir y qué tierra sirve para cultivar. En estos pueblos, el conocimiento suele ser un poco empírico que se construye como comenté anteriormente, a partir de la memoria colectiva. Una vez que entendemos esto, realizamos una mezcla con agua y una fibra –esta puede ser paja o pasto– hasta tener una consistencia que tiene que ver con cómo lo hacían sus papás o sus abuelos. No tienen los conocimientos técnicos ni los cálculos exactos pero lo hacen correctamente. Una vez que tenemos la mezcla, si son adobes se hace una dovela de madera la cual se moja y se empaniza como si fuera un molde de pastel y se coloca la tierra. En cada proceso puedes ver cómo las personas disfrutan poner el cuerpo en el lodo y es maravilloso entender el origen del hábitat, desde la semilla hasta el árbol que se va a convertir en un hogar.
Es común no saber de dónde vienen los materiales que nos resguardan, ni sus procesos, ni sus componentes, ni su huella ambiental. Es importante tener esta conciencia, porque quizá por eso mucha de la arquitectura que se produce actualmente en las ciudades carece de sentido, se siente vacía.
Monica Arellano: Creo que estos procesos heredados de la industrialización convirtieron la arquitectura en un objeto de consumo que separa a la profesión de esta conciencia integral de los procesos. ¿Cómo fue que deconstruiste esta formación?
Rosario Argüello: Creo que la curiosidad te hace entender que no lo sabes todo, hacer preguntas genera respuestas que nutren el proceso. En mi primer voluntariado me senté a platicar con la señora que iba a habitar esa casa y me contó con exactitud cómo imaginaba su casa ideal, la cual era diferente a la que se estaba construyendo. Supe que lo mejor que podía hacer era escuchar y traducir todo eso en la arquitectura de sus sueños porque yo no soy la que va a vivir ahí porque muchas veces los arquitectos imponen sus ideas con tal de tener una distinción.
Monica Arellano: Todos somos conscientes del papel que juega la cocina en la cultura mexicana. Sin embargo, muchas veces no se presta la suficiente atención ni se escuchan las necesidades de los usuarios quienes históricamente han sido mujeres. ¿Cómo fue que te acercaste y te especializaste en diseñar cocinas en regiones donde la gastronomía tiene un peso significativo?
Rosario Argüello: Siempre me ha gustado cocinar y creo que entiendo bien el proceso de hacerlo así como el espacio que se necesita para hacerlo. Mi abuelita hacía tortillas a mano desde cero, molía el maíz y sé que todo eso necesita espacio. En mis voluntariados siempre ayudaba a hacer la comida, más por hambre que por curiosidad (risas), ayudaba a lavar los trastes, ponía y levantaba la mesa. Después tuve la oportunidad de trabajar con la Cocina Mendoza y recordé todo eso, sabía que era importante que las medidas correspondieran a las usuarias entonces literalmente medí a las cocineras con mi flexómetro porque sé lo cansado que resulta después de cuatro horas de cocinar, tener una barra que no corresponde con tu cuerpo.
Muchas veces se construyen cosas que son lindas frente a una cámara, pero que no son útiles en la vida diaria. Desafortunadamente, muchos de estos espacios se diseñan sin tener una conciencia de todo esto.
Monica Arellano: ¿Qué lecciones personales y/o profesionales te deja hasta ahora este camino de la arquitectura?
Rosario Argüello: Me deja un estandarte de resistencia frente a la academia o a la arquitectura de moda. La mayoría de la población en México no tiene acceso a un profesional de la arquitectura. Siempre he creído que mi labor como arquitecta es compartir lo que sé y en ese proceso he aprendido muchísimo de todas las personas con las que he tenido el honor de trabajar. Todo esto me hace sentir plena porque estando en la tierra se me olvida todo, estar inmersa en estas dinámicas es una experiencia inigualable. Creo que es importante como ser humano buscar tu lugar en el mundo y yo encontré el mío aquí.
_
Rosario Hernández Argüello (Mixquiahuala de Juárez, Hidalgo) es arquitecta por la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo (2015. Su carrera profesional se ha desarrollado en torno al estudio de las técnicas tradicionales en México realizando intervenciones de carácter social en distintos estados del país. Ha trabajado como arquitecta en oficinas como Raíz Arquitectura y colaborado en proyectos de reconstrucción en el estado de Chiapas. En 2019 cursó el Segundo Diplomado en Procedimientos y Sistemas constructivos Tradicionales, impartido por la Facultad de Arquitectura de la UNAM a través del Laboratorio de Procedimientos y Sistemas Constructivos Tradicionales en colaboración con el Centro de las artes de San Agustin (el CaSa), en San Agustín, Etla, Oaxaca. Impartió un taller de arquitectura en tierra para la “Semana i” en el Tec de Monterrey campus Morelia en octubre de 2019. Actualmente desarrolla proyectos de arquitectura tradicional en un esfuerzo de rescatar los saberes constructivos en comunidades del estado de Hidalgo.
Este artículo es parte del Tema del mes en ArchDaily: Materiales Locales. Cada mes exploramos un tema en profundidad a través de artículos, entrevistas, noticias y obras. Conoce más sobre nuestros temas. Y como siempre, en ArchDaily valoramos las contribuciones de nuestros lectores. Si quieres postular un artículo o una obra, contáctanos.
